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Hud ,El salvaje

Hud el Salvaje, del gran escritor norteamericano, con mayúsculas, Larry McMurtry
Hud el Salvaje, del gran escritor norteamericano, con mayúsculas, Larry McMurtry

Si hay un pueblo inolvidable en Texas, ése es sin duda Thalia. 
La localidad que inmortalizó Larry McMurtry en La última película




En esta ocasión nos encontramos a unos kilómetros más al Oeste, en el rancho de Homer Bannon, un ganadero que se dedica al pastoreo de vacas en la América salvaje y profunda. 
A través de los ojos de su nieto Lonnie, un joven de 17 años que se niega a crecer, asistimos al desmoronamiento de una época y a la inevitable llegada del progreso. 
Homer está casado en segundas nupcias con Jewell, una anciana enfermiza que tiene un hijo de un matrimonio anterior: Hud, una persona con un carácter difícil al que nadie es capaz de hacer frente.
Un día una vaquillona muere en mitad del campo en extrañas circunstancias. Se trata de un asunto lo suficientemente grave como para que tome cartas en el asunto el médico del condado. Sospechan que puede tratarse de fiebre aftosa. 

Hud hizo todo lo posible para que Bannon, su padrastro, no comprase a los mexicanos de Laredo aquel ganado. 
Ahora tienen que tomar muestras de todas las reses y analizarlas para comprobar el alcance de la epidemia. 
Un solo animal podría contagiar a una región entera. 
Así, se inicia un trabajo titánico para reunir a la manada que pasta por las enormes extensiones de terreno del rancho.

Y es entonces cuando surgen las diferencias. 
Hud está resentido con Homer. 
En el momento que se casó con su madre, él apenas era un chico y su vida cambió para siempre. 

 Hubiera preferido marcharse a la universidad en vez de quedarse empujando carretillas de grano y ordeñando vacas. 
Ahora Hud espera quitarse de en medio a su padrastro cuanto antes para hacerse con el control del rancho y gobernarlo a su antojo. Quizás hasta lo venda para que realicen perforaciones petrolíferas.

‘Hud, el salvaje’ de Larry McMurtry es un relato crepuscular, una de esas historias del Oeste que se quedan grabadas en la memoria como las marcas que imprimen a fuego a las reses. 
Nos hallamos ante una novela dura, de sentimientos y emociones encontradas, de personas en la América rural que vislumbran que se avecina el final de una era. Hay tanta mierda en este mundo, esgrime Homer, que por mucho cuidado que uno ponga, tarde o temprano acabas metido en ella.

Poco a poco se nos van revelando los quehaceres diarios, las complicaciones que supone llevar una ganadería y por encima de todo la violencia. Y ese disparo que resuena en el aire en mitad de la noche como si hubiese sido una buena obra, un sacrificio para no hacer sufrir a otra persona.

Memorables son los personajes secundarios. 
Homer, ese viejo vaquero que aguanta impertérrito el paso de los años, un hombre hecho de amaneceres, forjado a base de trabajo duro y para quien el dinero ya no es lo más importante. 

Jesse, un cowboy de rodeos que deambula de pueblo a pueblo sin encontrar su sitio. 
O Halmea, la cocinera de color que sabe escuchar mejor que nadie y siempre tiene una sonrisa.Cacarica, Colombia (Sean Hawkey) Tags: house casa mujer colombia afro mulher colombiana christianaid hawkey cacarica seanhawkey afrocolombiana
Al leer Hud, el salvaje uno puede oler el aroma de la hierba fresca de los praderas, sentir el calor del sol del verano que azota con fuerza todos los rincones, escuchar los mugidos de pavor de las vacas mientras se retuercen de dolor en las zanjas de los pastizales o inhalar el olor amargo de la pólvora. 
Una obra imprescindible que hará congraciarse a los lectores con la literatura.

Ah, una única cuestión (no todo iba a ser bueno): las 236 páginas se hacen tan, tan cortas, que si alguien se queda con más ganas de McMurtry le recomiendo encarecidamente que eche un vistazo a otro de sus libros: La última película, no se arrepentirá en absoluto. Un amigo me
solía decir que un buen autor es aquél que después de haber leído su libro le invitarías a una copa. 
McMurtry no se tiene ganada una copa sino todo la botella.