Mostrando entradas con la etiqueta Novela. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Novela. Mostrar todas las entradas

La distancia justa




La escritora alemana Jenny Erpenbeck sitúa la historia de una niña en un país ambiguo, pero muy parecido al del terror argentino de la dictadura. Una composición perturbadora y potente en su brevedad y su capacidad imaginativa sin límites.






Por Sergio Kisielewsky




La vida y las palabras que habitan una novela suelen dar sorpresas. Todo ocurre de pronto como en una caja de cristal que vuela por los aires y se reconstruye dentro del relato. Y ya no hay forma de que el lector salga airoso o, mejor dicho, sea el mismo después de haber devorado un texto breve pero potente.

Son pocas las obras literarias que se asemejan al andar de una montaña rusa en la que el inicio del viaje es placentero, la travesía y las curvas y las bajadas tienen el ritmo frenético de aquellos que no se empardan ni se ven seguido. 
Papá, pelota, auto, son apenas puntas, esbozos de un gran ovillo, de una chica que juega y se ensucia mientras su amiga Marie tiene las manos y las rodillas limpias, demasiado pulcras. 

La escritura se instala rápidamente en ese mundo de jardines rotos, de horadar la tierra hasta llegar a ver a los abanderados del colegio mientras se acumulan las preguntas y las bromas, y el rito familiar de despuntar el vicio de la comilona de tortas alrededor de la mesa y entre bocado y bocado se descubre el arma que lleva el padre. 


De momento el lector se pregunta cómo se pueden recrear los primeros años de vida de una niña pequeña con semejante lujo de detalles. La intimidad, el desglose de los vestidos contra los espejos, señales de una niña que observa y crece en medio del absoluto silencio. 

Allí están los primeros seres –fantasmas en el hogar y la nodriza dispuesta a todo con tal de que se note su apego a las reglas establecidas–; allí está la marca de los patines en las piernas, allí está la “madre” que le corta en pedazos la carne para que digiera lo que nunca podrá digerir como si en la trama a cada paso se ocultase algo que se revela al fin y al cabo con un estilo de obra en combustión. 
La pureza de las palabras. Jenny Erpenbeck Edhasa 96 páginas

La narradora obra una tarea como de montaje y pérdida, replicando un sutil diario íntimo en el medio de una farsa pues sus padres son sus apropiadores y evaden la Justicia, toman aviones, se mudan siempre y al fin van a dar a tribunales. 

Como la obra Mazurka de Chopin, sus tutores ejecutan su último acto demoledor cuando están muertos en vida. 
La protegen de ella misma, de la sangre que recorre sus venas, de su inconducta visceral. 
Entonces ya no importan los delicados dientes del padre o el talco en sus zapatos, ya no importa el negocio de frutas de papel que la chica sin nombre instala en la vereda: importa que Jenny Erpenbeck, nacida en Berlín Oriental en 1967, hable de lo cotidiano con la altura de los rascacielos. 

“¿Por qué no puedo ir sola a ningún lado?” Y si hay un quiebre no se revelará en estas líneas, pero todo escritor que se precie deberá asomarse a este andamiaje perfecto donde lo macabro se sirve en bandeja fría y descomunal. 
En la huida de la nodriza, en su cabello gris se dice todo, no hace falta agregar un solo diptongo ni una oración apenas. 

En la última casa en que se esconden los verdugos están las escopetas de aire comprimido y así el personaje central e impostergable llega a los 17 años y se ve desolada porque no queda nada, no están sus padres y el pasado es una moneda falsa. 

La caja de Pandora se abre y lo que se advierte es una condensación de estilos como una fuerza centrífuga de diversos procedimientos poéticos y estéticos que cuentan varias historias y sugiere otras muchas más. 
El subtítulo imaginario sería de cómo un pésimo tema es tratado con maestría. O cómo una joven alemana con su revólver de tinta dio en el blanco con nuestra historia reciente. 

No es casual entonces que una obra anterior, Historia de una niña vieja, se haya traducido a doce idiomas, no es casual que también sea dramaturga por la disposición de ambientes y cambios de escenarios. Después de leer La pureza de las palabras se respira mejor, algo nuevo en forma de libro se encontró por fin, algo que supera toda imaginación y pone al servicio de la belleza tanto horror.

Lo que esconde la intimidad





Narrativa extranjera. En su tercera novela, la islandesa Ólafsdóttir  narra la historia de una mujer obligada a reconstruirse desde la angustia.
POR SILVANA BOSCHI









Ólafsdóttir. Traducida a veinte idiomas es narradora, poeta y dramaturga.




Delicada y extraña, así es la nueva novela de la escritora islandesa Audur Ava Ólafsdóttir, La excepción (Alfaguara), publicada originalmente en 2012 y ahora traducida al español. Tras otras dos obras que le depararon cierto reconocimiento, Rosa cándida y La mujer es una isla , esta autora de apellido difícil regresa con una novela ambientada en el clima helado de su Islandia natal, que paradójicamente refleja la calidez y la fragilidad de los vínculos familiares.

Una protagonista inteligente y seductora que cree tener una vida perfecta, un marido hasta entonces ideal que decide darle un giro a su vida y la arroja –sin grandes anuncios– fuera de su órbita, sirven de eje a esta novela por momentos emocionante y con toques de humor negro, que aborda el tema de la bisexualidad y la necesidad de ciertas personas de reconstruirse desde la angustia para tratar de volver a ser felices.

Ólafsdóttir es también poeta y dramaturga, dos oficios que se dejan ver en su prosa, y es una de las escritoras islandesas con más proyección internacional. Su novela Rosa cándidafue traducida a unos veinte idiomas y resultó ganadora de varios premios literarios.

“Tu serás la última mujer de mi vida”
, es la frase que la protagonista, María, escucha en una helada Nochebuena por parte de su esposo, un matemático especializado en teoría del caos. Esta confesión que la deja perpleja abre paso a una serie de cambios a los que se suma la aparición de su padre biológico y la revelación de una verdad familiar que hasta entonces ignoraba.

“No hay más que un paso entre el cuervo y mi marido y en el mismo instante en el que desenrolla el alambre de cobre y lo retira del cuello de la botella de champán, el pájaro extiende sus alas negras como la tinta y alza el vuelo desde la baranda del balcón para luego alejarse en la oscuridad ártica. Normalmente van los dos juntos –la pareja de cuervos–, pero esta vez sólo hay uno y se diría que tiene un aspecto extrañamente pesado, como un viejo avión de guerra.” 


Así comienza esta novela donde la crueldad del mundo se insinúa tras la belleza de los escenarios helados y la personalidad de otros personajes interesantes que aparecen en la trama, como sus dos hijos pequeños, su particular vecina –una psicoanalista que también escribe novelas–, o un atractivo joven aficionado a la ornitología.

Todo ello le da a La excepción un marco de intimidad atrapante, donde esta escritora muestra a los habitantes de su obra a través de una mirada alejada por completo de los estereotipos y ensaya un juego entre la memoria, la realidad y la ficción. 

Porque, como ella misma confesó en un reportaje, “en cuanto reconstruimos nuestro pasado estamos también metiendo algo de ficción”.

Almas grises



Año 1917, los habitantes de un pequeño pueblo francés cercano a uno de los frentes de la I Guerra Mundial, ven como un suceso rompe con su existencia rutinaria y anodina. La hija de 10 años del tabernero del pueblo, conocida por el apodo cariñoso de "Belle de Jour", aparece asesinada en el río de manera cruel.



20 años después, el suceso servirá a uno de los habitantes del pueblo para acercar al lector a esta aldea, pero sobre todo para retratar a sus vecinos, y en concreto a uno de ellos, Pierre-Ange Destinat, un fiscal serio, insociable y triste en torno al cual gira la mayor parte de la novela. La historia será al mismo tiempo un ejercicio de redención para este narrador del que no conoceremos su identidad.


Opinión

Uyy!, qué difícil me ha resultado resumir este libro...y es que en realidad no se puede decir mucho más de lo que he puesto de él, ya que ante todo me he encontrado con una novela intimista centrada no en sucesos concretos, sino en sus personajes y en la faceta interna de éstos: sus miedos, ilusiones, frustraciones etc.

Antes de nada quiero destacar que aunque lo parezca no es para nada una novela negra, ni policiaca, ni nada similar. La aparición del cuerpo de Belle es una mera excusa para conocer de cerca cómo era la vida en el pueblo durante esos años y de quienes lo moraban.


La persona encargada de contar al lector esta historia es uno de los habitantes del pueblo que 20 años después recapitula lo que recuerda de esa épocas y nos lo cuenta en primera persona, introduciendo además su propia historia y pensamientos lo que lo convierte en un personaje más. 


Se trata de alguien de quien no sabremos en toda la lectura el nombre, casi al final de ella conoceremos su oficio pero poco más. Me ha encantado este contraste entre el habitante desconocido al que el lector acabará conociendo en profundidad al finalizar el libro. Así, como os decía, no sabremos como se llama pero sí acabaremos compartiendo con él sus secretos más escondidos a modo de confidencia.


De la mano de este narrador misterioso conoceremos a otros habitantes como es el caso del fiscal Pierre-Ange Destinat, una figura triste y deambulante, sin ilusión por la vida y que únicamente la recuperará un poco con la llegada al pueblo de Lysia Verhareine, una joven y bella maestra que parece ser la única persona con cierta alegría.
 
El título es adecuadísimo a la historia que trasmite y es que los personajes de esta novela no se carcaterizan precisamente por su felicidad. 
Parecen contagiados del ambiente bélico de la I Guerra Mundial, a pesar de que la guerra no está presente en la novela sino que se intuye y pasa de lejos dejándola como telón de fondo de la historia. Me ha llamado la atención lo que el asesinato de la niña, que es el vehículo de la trama, simboliza. 
Es como si Philippe Claudel quisiera transmitirnos desde el principio y en forma de clave que lo único bello y alegre de la aldea, representado por Belle de Jour (que en español sería algo así como "Bella de día"), es arrancado cruelmente y destruido, al menos esa ha sido mi lectura entre líneas.


Poco a poco, gracias al narrador en primera persona iremos conociendo los motivos de la apatía y melancolía de determinados personajes, incluídos los del propio narrador, y es que aquí la frase "yo soy yo y mis circunstancias" viene como anillo al dedo, de manera que tras conocer los sucesos acaecidos en la vida de algunos de los protagonistas podremos entender su forma de ser apagada y la decadencia a la que se han visto arrastrados, simpatizando con ellos totalmente y hasta cogiéndoles cariño.


Claudel tampoco nos proporciona el nombre del pueblo en el que se desarrolla todo, una pista más para que el lector centre su atención en los personajes y no el la ubicación de la trama que al fin y al cabo no tiene importancia, ya que la historia que se nos cuenta podría haber sucedido en cualquier otro sitio e inlcuso época sin que eso afectara al argumento.


Llegados a este punto quiero dejar claro que, aunque parezca difícil de creer, el libro no es triste ni depresivo, ni va a hacer que queramos tirarnos por una ventana y quiero que esto quede clarísimo, de hecho a mi me ha gustado mucho. 

Claudel nos narra un retazo de la vida de unos personajes en un momento dado y nos intenta explicar por qué son como son y tienen esas "almas grises" pero esto lo consigue mediante una prosa completamente envolvente que atrapa desde el principio y que hace que nos dejemos llevar en todo momento sin un destino concreto. 
Lo que quiero decir, es que el escritor del libro nos cuenta una historia triste pero no de una manera triste, sino de forma muy atrayente.




No diré que el libro es adictivo, ni que está lleno de acción y giros inesperados pero si diré que se disfruta lentamente sin dar lugar al aburrimiento.


"Almas grises" es la novela breve mediante la que he conocido a Philippe Claudel y gracias a la cual sé que hasta ahora me estaba perdiendo a un gran escritor. Sin duda seguiré buscando libros del autor ya que su estilo me ha conquistado.


Primer párrafo:


"No sé muy bien por donde empezar. Es realmente difícil. Todo ese tiempo ido, que las palabras no harán volver jamás, y también los rostros, las sonrisas, las heridas... Pero aun así debo intentar decirlo. Decir lo que me roe el corazón desde hace veinte años. Los remordimientos y las grandes preguntas. Tengo que abrir el misterio con bisturí, como si fuera un vientre, y hundir en él las dos manos, aunque nada cambie nada de nada"

Frases memorables (son muchas):

"Ésa es la gran estupidez del ser humano, decirse siempre que hay tiempo, que podrá hacer esto o lo otro mañana, dentro de tres días, al año que viene, dos horas más tarde... Y luego todo se muere, y nos vemos siguiendo ataúdes, lo que no facilita la conversación"


"Cada día, sin ni siquiera darnos cuenta, matamos a mucha gente, de pensamiento y de palabra. Bien mirado, al lado de todos esos crímenenes abstractos, los asesinatos reales son escasos. El equilibro entre nuestros deseos culpables y la realidad absoluta solo se da en las guerras"




"La guerra no solo produjo muertos a paletadas; también partió en dos el mundo y nuestros recuerdos, como si todo lo que había ocurrido antes hubiera ido a parar a un limbo o al fondo de un viejo bolsillo en el que nadie se atrevería a volver a meter la mano"


"A fuerza de tratarse y alimentarse de lo mismo, han acabado por parecerse: el mismo color de tez, la misma papada, la misma tripa, los mismos ojos, que parecen sobrevalorar el mundo y evitar el barro de las calles tanto como la compasión"


"Suele decirse que tememos lo que no conocemos. Yo, en cambio creo que el miedo surge cuando descubrimos lo que hasta el día anterior creíamos ignorar. Ése era el secreto de Destinat: poner ante los ojos de la gente, como si nada, las cosas con las que no querían vivir"


"La locura es un país en el que no entra quien quiere. En esta vida todo hay que merecerlo"


"Escribo. Nada más. Es un poco como si hablara conmigo mismo. Me doy conversación, me hablo de otros tiempos. Intercalo retratos. Excavo sin mancharme las manos"


"... la categoría de los cabrones, la más numerosa del mundo, la que se reproduce y medra con más facilidad, junto con la de los hipócritas"


"Las palabras son complicadas. Apenas he hablado en mi vida. Escribo "en mi vida", como si ya estuviera muerto. En el fondo, es verdad. Es la pura y única verdad. Hace mucho tiempo que me siento muerto. Hago como si siguiera viviendo. Mi sentencia está en suspenso, eso es todo"


"Las buenas personas se van pronto. Todo el mundo las quiere, y la muerte también. Los canallas, en cambio, tienen la piel dura. Por lo general se mueren de viejos, y casi siempre en su cama. Como unos benditos"


"La vida es curiosa. No avisa. Lo mezcla todo, sin dejarte elegir, de modo que a un instante de dicha le sucede otro de sangre, así, sin más. A veces pienso que somos como una piedrecilla en el camino, que permanece durante días en el mismo sitio, hasta que el pie de un paseante choca con ella y la lanza por los aires, sin razón. ¿Y qué puede hacer una piedra?"

"Yo sabía, y sin duda él también, que se puede vivir en el pesar como en un país"


"Si lo hubiera sabido, si lo hubiera sabido. El problema es que nunca se sabe"


"Qué difícil es matar a los muertos, hacerlos desaparecer"


Autora: L.I.M
- See more at: http://laseternaspalabras.blogspot.com.ar/2014/01/almas-grises.html#sthash.1U9tHmaB.dpuf